El estrés no afecta únicamente a nuestro sistema cardiovascular, vivir con estrés también afecta a nuestra salud dental.
El estrés nos provoca que no segreguemos suficiente saliva y que la que producimos sea más ácida lo que afectará al mantenimiento de nuestro esmalte dental que es el protector de las caries.
Además, altos niveles de tensión pueden derivar en bruxismo, eses rechinamiento o apretamiento involuntario de los dientes que ejercemos para liberar tensiones acumuladas y que sucede principalmente cuando dormimos. Las principales consecuencias del bruxismo son el desgaste y sensibilidad dental, pero también pueden producirse fisuras o fracturas, desprendimiento de restauraciones o incluso pérdida de anclaje de los dientes.
La tensión de la mandíbula puede provocar molestias en otras áreas del cuerpo como dolor en el cuello, hombros, oídos, migrañas y mareos, y limita nuestras funciones al no poder comer bien, hablar, bostezar, reír….
El tabaco, el alcohol y la cafeína son sustancias que producen alteraciones del sistema nervioso que empeora el problema del estrés.
Si crees que padeces de bruxismo es conveniente que acudas a tu odontólogo para que te recomiende una férula de descarga, oclusal o de relajación realizada de resina, que se coloca entre los dientes y te ayudará a que se mejore la posición de la mandíbula, evitando desgaste y roturas.
Y no olvides controlar ciertos hábitos como el consumo de café, tabaco u otras drogas, que excitan el sistema nervioso central. También puedes acostumbrarte a liberar estrés haciendo uso de herramientas como pelotitas antiestrés, así como realizar prácticas deportivas combinadas con métodos de relajación que ayudan a la liberación de endorfinas y, por tanto, a los procesos de desestresamiento y recuperación del equilibrio mental.